Espiritualidad

Espiritualidad

Una Espiritualidad para todos los tiempos

El mensaje del padre Eugène Prévost:
un mensaje siempre actual

El mensaje siempre actual del padre Eugène Prévost se estructura en torno a varios temas: sólo Jesús, la Eucaristía, el sacerdocio, el amor, la santidad.

JESÚS SOLO. El mundo siempre tendrá sed de felicidad. Sin embargo, es sólo en Jesús donde se encuentra la felicidad. Sólo él puede cumplir todas nuestras aspiraciones. Éste es el estribillo del padre Prévost. Vayamos a Jesús.

LA EUCARISTÍA. Siempre será la fuente y cumbre de toda la vida cristiana. El Concilio Vaticano II lo recordó (Lumen Gentium, n. 11). El padre Prévost lo vivió e insistió en que en sus dos congregaciones religiosas la misa se extendiera a la adoración eucarística diaria. El mundo necesita la Eucaristía y estos oasis de oración.

 

Sólo Jesús, la Eucaristía, el Sacerdocio, el amor, la santidad.

 

EL SACERDOCIO. El sacerdote nos regala la Eucaristía gracias al Sacerdocio de Jesús del que participa particularmente. La Iglesia siempre necesitará sacerdotes y santos sacerdotes. “Los cristianos deben rodear de amor filial a sus pastores, compartir sus inquietudes, ayudarlos lo más posible con su oración y con su acción” (Concilio Vaticano II, Presbyterorum Ordinis, n. 9).

EL AMOR. El amor está en el origen de todo en Jesús. El amor no pasa. El mundo necesita más que nunca testigos de amor. ¡JESÚS! ¡AMAR! Este será el mensaje final del padre Prévost.

LA SANTIDAD. El verdadero amor es el camino hacia la santidad. Siguiendo a Jesús, el padre Prévost emprendió este camino. Arde de celo por su propia santificación y la de los sacerdotes. Su mensaje de santidad sigue siendo un eco del Evangelio.

Escuchemos al padre Prévost: “Cuando escuché a Jesús decirme que para ser fiel hay que amar, y que para llegar a ser uno con Él sólo hay que permanecer en su amor, me alegró comprender que para ser siempre fiel , sólo hay que amar siempre. »