Letanías

Letanías

Por decreto del 30 de mayo de 2013 (Prot. N. 1050/11/L), la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos autorizó el rezo de las letanías de Nuestro Señor Jesucristo, Sacerdote y Víctima, y ​​de la letanías del Santísimo Sacramento; el uso puede ser privado o público, incluso frente al Santísimo Sacramento expuesto. Los textos típicos se dan en latín, siendo responsabilidad de las Conferencias Episcopales las traducciones a las lenguas modernas.

El decreto y los textos fueron publicados en latín en la revista Noticiae, Vuelo. 49 (2013), n° 5-6, pág. 236-247. La reseña incluye también un estudio (p. 255-274, en italiano) sobre estas dos letanías cristológicas, realizado por Maurizio Barba.

El decreto se refiere explícitamente al año sacerdotal (2009-2010) promulgado por el Papa Benedicto XVI, durante el cual reafirmó la Eucaristía como fuente de santificación de todos los fieles, y de los sacerdotes en particular. El estudio recuerda las fuentes bíblicas de esta oración (en particular, la hebrea), su origen (Escuela francesa de espiritualidad) y la importancia que tuvo para el Papa Juan Pablo II, que no sólo la hizo publicar en su libro Mi vocación, don y misterio (Bayard Éditions/Cerf/Fleurus Mame/Téqui, 1996), pero lo comentó en su carta a los sacerdotes del Jueves Santo de 1997.

El texto de las Letanías de Jesús Sacerdote es casi el mismo que el publicado en el libro de San Juan Pablo II, con algunos cambios menores. Reproducimos aquí el texto publicado en el libro (páginas 117-125).

Letanías de Nuestro Señor Jesucristo,
Sacerdote y víctima

 

Señor ten piedad,
Señor ten piedad
Oh Cristo, ten piedad,
Oh Cristo, ten piedad.
Señor ten piedad,
Señor ten piedad.

 

 

Oh Cristo, escúchanos,
Oh Cristo, escúchanos.
Oh Cristo, escúchanos,
Oh Cristo, escúchanos.

 

 

Padre Celestial, Señor Dios,
ten piedad de nosotros.
Hijo, redentor del mundo, Señor Dios,
ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo, Señor Dios,
ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios,
ten piedad de nosotros.

 

 

Jesús, sacerdote y víctima,
ten piedad de nosotros.
Jesús, sacerdote para siempre según el sacerdocio de Melquisedec,
ten piedad de nosotros.
Jesús, sacerdote enviado por Dios para llevar la buena nueva a los pobres,
ten piedad de nosotros.
Jesús, sacerdote que estableciste en la última cena el memorial de tu sacrificio,
ten piedad de nosotros.
Jesús, sacerdote aún vivo para interceder por nosotros,
ten piedad de nosotros.

 

 

Jesús, sumo sacerdote que recibió del Padre la unción del Espíritu Santo y el poder,
ten piedad de nosotros.
Jesús, sumo sacerdote elegido entre los hombres,
ten piedad de nosotros.
Jesús, sumo sacerdote establecido a favor de los hombres,
ten piedad de nosotros.
Jesús, sumo sacerdote de nuestra profesión de fe,
ten piedad de nosotros.
Jesús, sumo sacerdote digno de mayor gloria que la de Moisés,
ten piedad de nosotros.
Jesús, sumo sacerdote del verdadero santuario,
ten piedad de nosotros.
Jesús, sumo sacerdote de los bienes venideros,
ten piedad de nosotros.
Jesús, sumo sacerdote santo, inocente y sin mancha,
ten piedad de nosotros.
Jesús, sumo sacerdote fiel y misericordioso,
ten piedad de nosotros.
Jesús, sumo sacerdote ardiente de celo por Dios y por la salvación de la humanidad,
ten piedad de nosotros.
Jesús, perfecto sumo sacerdote para siempre,
ten piedad de nosotros.
Jesús, sumo sacerdote que atravesaste los cielos con tu sangre,
ten piedad de nosotros.
Jesús, sumo sacerdote que nos abrió el camino.
ten piedad de nosotros.
Jesús, sumo sacerdote que nos amas y nos limpias de nuestros pecados con tu sangre
ten piedad de nosotros.
Jesús, sumo sacerdote que te entregaste a Dios como ofrenda y víctima sin mancha,
ten piedad de nosotros.

 

 

Jesús, víctima por Dios y por los hombres,
ten piedad de nosotros.
Jesús, víctima santa e inmaculada,
ten piedad de nosotros.
Jesús, víctima del apaciguamiento,
ten piedad de nosotros.
Jesús, víctima pacífica,
ten piedad de nosotros.
Jesús, víctima de expiación y alabanza,
ten piedad de nosotros.
Jesús, víctima de la reconciliación y de la paz,
ten piedad de nosotros.
Jesús, víctima en quien podemos acceder con confianza a Dios,
ten piedad de nosotros.
Jesús, víctima viva por los siglos de los siglos,
ten piedad de nosotros.

 

 

Muéstrate favorable,
Jesús, perdónanos.
Muéstrate favorable,
Jesús, escúchanos.

 

 

Ataques a tus sacerdotes,
Jesús, líbranos.
Del pecado de sacrilegio,
Jesús, líbranos.
Del espíritu de libertinaje,
Jesús, líbranos.
Ganancias deshonestas,
Jesús, líbranos.
De toda simonía,
Jesús, líbranos.
Del abuso de la propiedad de la Iglesia,
Jesús, líbranos.
Del amor al mundo y sus vanidades,
Jesús, líbranos.
De la indigna celebración de tus misterios,
Jesús, líbranos.

 

 

Por tu sacerdocio eterno,
Jesús líbranos.
Por la santa unción recibida del Padre que te constituyó sacerdote,
Jesús, líbranos.
Por el espíritu de vuestro sacerdocio,
Jesús, líbranos.
Por tu ministerio que glorificó a tu Padre en la tierra,
Jesús, líbranos.
Por la única y sangrienta ofrenda de ti mismo en la cruz,
Jesús, líbranos.
Por este mismo sacrificio renovado cada día sobre el altar,
Jesús, líbranos.
Por el poder divino que ejercitas misteriosamente a través de tus sacerdotes,
Jesús, líbranos.

 

 

Para que te plazca guardar a todos tus sacerdotes en la santidad de tu servicio,
Por favor escúchanos.
Para que te plazca dar a tu pueblo pastores conforme a tu corazón,
Por favor escúchanos.
Para que os plazca llenarlos del espíritu de vuestro sacerdocio,
Por favor escúchanos.

 

 

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.

 

 

Jesús, sumo sacerdote, escúchanos.
Jesús, sumo sacerdote, escúchanos.

 

 

Dejanos rezar.
Dios, que guardas y santificas tu Iglesia, suscita en ella por tu Espíritu servidores capaces y fieles de tus misterios; a través de su ministerio y su ejemplo, el pueblo cristiano avanzará bajo tu protección por el camino de la salvación. Por Jesús, el Cristo, nuestro Señor. Amén. Dios, que ordenaste a tus discípulos, mientras adoraban y ayunaban, que apartaran a Saulo y a Bernabé para la obra a que los llamaste, ayuda a tu iglesia en la oración, tú que escudriñas los corazones, y muéstranos a quienes has escogido para tu servicio. Por Jesús, el Cristo, nuestro Señor.

 

Amén.

 

 

50 años de celebración

En 1937, se llevaron a cabo celebraciones en Francia, Italia y Canadá, para celebrar los 50 años de ordenación sacerdotal del padre Eugène Prévost. Fue él quien presidió la misa solemne celebrada en la iglesia de Pointe-du-Lac, a la que asistieron en el altar monseñor Alfred-Odilon Comtois, obispo de Trois-Rivières, y Dom Pacôme Gaboury, abad del monasterio trapense de Oka.